Por la forma de actuar, hablar o reaccionar de las personas  intuimos su manera de ser, nos imaginamos sus valores, estilo de vida, carácter, etc.  Conscientes o no esta primera idea inicial -positiva o negativa- que deducimos de las personas o empresas nos condicionan en su valoración y comportamiento.

Hay que ser consciente que toda información recibida por primera vez relacionada con la persona: imagen externa, sus ideas, expresión, lugar, etc. nos influye a la valoración de una primera impresión. Según distintos estudios, de 7 a 30 segundos es el tiempo necesaria para  para que los demás nos juzguen cuando nos encontramos por primera vez, “no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión”. El tiempo es mínimo y la información clave.

Según un estudio elaborado por Neurocientíficos de la Universidad de Nueva York (NUY) y de la Universidad de Harvard en un plazo de 7 segundos se crea una primera impresión en base a:

• Nivel económico
• Nivel de educación
• Competencia, honestidad, confianza y credibilidad
• Identificación de nuestro rol de género
• Nivel de sofisticación
• Integridad
• Grado de éxito
• Religión
• Ideología política
• Atractivo social, sexual y profesional
• Ética personal

Lo más importante es valorar la influencia y poder de la primera impresión, y dominar la comunicación de la propia imagen según tus intereses para que esta hable a tu favor.  Imagen no es una simple apariencia, es comportamiento y expresión, y las tres tienen que trabajar en una misma dirección.